QUIÉN YO QUERÍA QUE FUERA? FUE TODOS. MENOS ESE.

Salía por una ventana. Primero se agarró de la rama de un árbol y recogiéndose el pelo bajó sigilosamente. Todo el tiempo la mirada hacia el cielo. Tanteaba lo que seguía abajo de donde estaba ella. Para no caerse. La luz de la luna se proyectaba sobre su cara como un continuo suspiro de cansancio. No permitía que su cabeza descienda ni un milímetro. No quería. Era como si sufriera vértigo aún estando con los pies sobre el piso. Pero no era vértigo. Era otra cosa, otra fobia interna que le nacía de bien adentro. Con cuidado llegó hasta dónde no había ninguna posibilidad del encuentro con ella misma. No había ninguna posibilidad de lastimarse. Era lo que estaba buscando hace tiempo. No era mucho. Pero para ella no significaba poco. Oscuridad, penumbra, ceguera ocasional y opcional. Paz. Utopía.