... mentirse a uno mismo no está bien. No está bien, querer que veamos aquello que es correcto, en vez de ver lo que en verdad es. Me parece completamente en vano intentar manipular el tiempo. Manipular las cosas. Siempre todo fluye, la vida indica como tiene que pasar, en una secuencia ilógica. No sirve de nada no seguir al corazón. Pero tampoco me sirve tener un vacío indominable que cada vez me hace cometer más errores. Mientras no busco, encuentro miguitas del pan que comí ayer, hace semanas, hace años...
Es una constante presión de
soberbia y orgullo ajeno y propio. Es una barrera móvil que impide que yo pase y llegue hacia donde creo que me dirijo. Y a cada rato.. Y a cada momento... Y a cada palabra... Gano en cometer errores, gano en aprender de ellos. Pero es una infinidad de posibilidades en errores a cometer, es una infinidad de batallas a luchar, de experiencia a ganar...
Creo que mis silencios se ahogan con el viento, creo que no existen... Porque no hay nada en mi, que valga más que mil palabras, no hay nada que reemplace el sabor de decir lo que me pasa, de sentir lo que digo, de las cosquillas en cada vértebra, hueso y músculo. De soñar cada día de una manera diferente, donde los sueños se escurren en mis venas y se filtran con la sangre, quedando así, en cada parte de mi cuerpo, bombeados por lo que en verdad los bombea, su factor común...
EL CORAZÓN

No hay comentarios: