Ya no es cuestión de ver, de no ver, ni de saber. Es cuestión de no tener. No me afronto ni al miedo, ni al sufrimiento. No me afronto a la verdad, ni a la mentira. No me afronto. Hago chistes de esto de no tener sentimientos, pero parece que no los tuviese. No sé si no puedo sentir o no tengo nada qué sentir. Ni nervios me produce saber que no sé que viene. Al menos siento un vacío. Lo único. Preferiría llorar mil veces todo el tiempo que este signo de interrogación que me cuelga de las manos. Preferiría reír a toda costa, que me ardan las comisuras, que una continua expresión de vacío. que una constante cara de nada.

No hay comentarios: