Cuando era chica, creía en cuentos de hadas, varitas mágicas, príncipes azules y en ser feliz para siempre. Hoy, ya no. Ya no creo en alguien que pueda solucionar mi dolor, ya no creo en algo que cure mis problemas, en alguien perfecto para mi, ni en un conjunto de cosas que puedan llegar a producir mi felicidad eterna. Es que ya no creo en nada que no seas vos. El único ser capaz de hacerme creer que no pasa nada malo alrededor, capaz de convertir mi llanto en sonrisa, ser mi principe azul y de esta manera hacerme feliz para siempre, sos vos. ¿Qué no sos vos? Sos nada y sos todo. Juego a ser una nena chiquita, juego a creer que todo eso existe sin vos. Juego a creer que todo existe mientras en verdad ya no existe nada. No siento que ya no siento. Siento que siento lo que no debo. Lo que no me correspondés. Sueño sola poder soñar junto a vos. Sueño mi pasado, porque ya ni creo todo lo que viví, todo lo que fui capaz de sentir. Esta historia no termina acá, intento convencerme. No es tarde, es mejor que nunca. Ruego a quien deba rogar, muero cuanta vez sea necesario. Si tanto lo deseo y tanto pongo por llegar confío en que así será. Pero espero que esa confianza no sea el reflejo de la confianza que tuve en vos, confianza que fue sin sentido. Puedo suponer, en un juego absurdo de estos que me planteo, que me amaste mucho, como deciás, puedo suponer que aún te creo algo de todo lo que me decías, puedo suponer que todo lo hiciste por no lastimarme, puedo querer creer que las buenas intenciones no te dieron todo. Sonriéndole o no al pasado, las cosas te salieron mejor cuando las hiciste mal, desde lo que yo veo. Yo te invito a volver a ese samba de sentimientos en el que caímos tantas veces, te invito a intentar mantenernos en un punto para no caer. Te invito a que me agarres de las manos y que no me sueltes más, nunca más, de esa manera podría jurarte una y mil veces que sos el amor de mi vida y que a pesar de todo lo que pasó y a pesar de todo lo que pudiese llegar a pasar quiero ser tuya, porque no hay nada absolutamente más nada que quiera más que eso. No hay nada, que hoy supere mis ganas de darte un beso cada vez que te veo, a pesar de sentirme presa de esa libertad, y ver literalmente rejas entre nosotros. No hay nada que me haga pensar que no puedo volver con vos. No hay nada que me haga pensar que si puedo volver con vos. Y me encanta esto de no pensar, y espero poder, proximamente, sumarle a eso, no sólo no pensar sino sólo sentir, y dejarme llevar por los sentimientos, de esa manera encontrarme con los tuyos y que esa fusión, sea madre de la eternidad.

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